Año tras año la cita es la misma, pero nunca igual: juntarse 5 brujas y hacer un aquelarre donde compartamos cena, regalos, nuestras experiencias vividas ese año y las expectativas que tenemos para el próximo.
Si lo pensamos bien, esta reunión de brujas nació con el Párate ahí, cuando, queriendo escapar de la bulla citadina de fin de año, cogíamos carretera y nos internábamos en algún pueblo de RD y ahí, justo ahí, esperábamos el nuevo año entre regalos, comidas, musiquita y paz.
Como todo en la vida cambia o evoluciona, hay cosas que han cambiado, por eso no siempre cogemos carretera para hacer el aquelarre, sino que más bien nos vamos a algún restaurante en Santo Domingo que sea bueno, bonito y económico y en torno a dinámicas entregarnos los regalos.
Este año quisimos nuevamente tomar carretera siendo nuestro destino Las Terrenas, Samaná.
Sí, Las Terrenas es uno de mis lugares favoritos de RD, de hecho, creo que si escribiera una novela la ambientaría en este pueblo de hermosas playas, calles estrechas, gente desenfadada, four wheel por doquier y una vida noctura vibrante que buscan muchos nacionales y extranjeros.
Como ya saben, en los últimos años Airbnb ha sido nuestro mejor aliado para buscar alojamiento bueno, económico y cerca de los lugares más importantes de la ciudad o pueblo a donde vamos, y esta vez no fue la excepción. El espacioso apartamento para nosotras 5 quedaba a menos de 10 minutos del Pueblo de los Pescadores donde fuimos a pasear y a cenar. Ubicado en un residencial con mucha seguridad, contaba con dos piscinas para adultos, una para niños/as, jacuzzi, área para barbecue y muchas otras áreas para el sano compartir de familiares y amistades.
Ya en el pueblo pudimos disfrutar del arte urbano, el cual, Naivi y yo ya no sabemos si nos busca o nosotras lo buscamos, lo que sí es que ya que no hay lugar donde vayamos que no nos encuentre o encontremos grandes y destacados murales.
En el Pueblo de los Pescadores vimos en vivo y directo cómo Willy Gómez y Dovente estaban pintando una gran pared donde decía Terrenas y de un lado, dos personalidades del pueblo, y del otro lado, un colibrí y una roja cayena que te alegraba solo verla. Kilia Llano también dejó su estampa en esta pared.
Entramos y salimos de varios restaurantes, eligiendo Tres Lunas para compartir y cenar en la noche. La elección no pudo ser mejor. Módicos precios, mariscos frescos, buenas atenciones, una mesa frente al mar, nos convencieron que elegimos muy bien el lugar, pero cuando al terminar la cena y como aperitivo llegaron unos chupitos de jengibre, coco y chinola, entendimos que eso era cerrar con broche de oro aquel encuentro.
Volvimos al apartamento, yo con zapatos en mano y todas llenas de regalos y alegrías, haciendo vida uno de los poemas sobre la amistad que leímos en la cena “La amistad borra el tiempo, y así nos libera”. Qué buena esta tradición de fin año, pues nos superamos a nosotras mismas en cada encuentro.
@Viajera Segura/@parateahitours